viernes, 20 de junio de 2008

La mente del monstruo

He vuelto a hacerme con un reproductor portátil de música. Sucedió la semana pasada, merced de un préstamo a medio plazo por parte de mi hermana a cambio de una suculenta donación de quien aquí firma, para que la chiquilla pueda irse a Menorca con sus amigas (viendo la foto yo me iba con ellas). En el fondo lo del “préstamo” era lo de menos... Sin embargo he de decir que me ha venido bien, más que nada porque mi tan amado discman dejó de funcionar hace algunos días, aunque esto era ya un secreto a voces. Después de tantos años de fidelidad no se le podía exigir más al pobre.

Se trata de un Mp4 (aunque eso de “4” no me lo creo, ya que no hay ni rastro de la opción de vídeo) flamante marca Kaise. Ahora entiendo porque es de propaganda, porque la autonomía de la batería es de algo menos de media hora. ¡Casi ni me da para el trayecto matutino completo!

Le he metido de todo. Desde los últimos hypes (Blood red shoes, Pete and the Pirates, MGMT o The Ting Tings), pasando por los de siempre (Oasis, New Pornographers, Planetas, Death Cab), nuevos himnos (Ellos, The Sounds, Airbag, Exploding Hearts) hasta los clásicos inmortales (The Kinks, Violent femmes, Ramones o los Zombies).

Pero este post va ir dedicado al ex – Surfin´ Bichos, Fernando Alfaro y a su proyecto en solitario antes de Fernando Alfaro y los Alienistas. Me refiero claramente a Chucho. Casi me decanto por su tema Revolución en honor a Brigitte, pero finalmente hablaré de La mente del monstruo, incluido en el Ep homónimo publicado en 2004.

Es curioso, pero caminando por la ciudad con su potente riff inicial, su irónica y chulesca letra con ese punto canalla y su estribillo pegadizo y rompedor reventando tus oidos, te sientes infinitamente superior al resto de gente que se va cruzando por tu camino. La sensación es parecida a la del vídeo del tema de The Verve, Bitter sweet symphony pero con una letra en castellano que da mucho más sentido a los numeritos de Richard Ashcroft.

Claro que esto es una mera emoción y arrebato pasajero, fruto de la magia de la música. Nadie me lo podrá negar con semejante letra. Probablemente la gente que haya a mi alrededor mientras voy escuchado La mente del monstruo, me de mil vueltas en todos los sentidos, pero esos tres minutos de euforia no te los quita nadie. Ahora bien, si tras el extasís canino pasamos por ejemplo a A rose for Emily de los Zombies, las sensaciones se tornan por completo hacia un mundo optimista en el que el amor verdadero es posible. O si pasamos a Blister in the sun de Violent femmes, nos veremos en un carretera infinita de la america profunda repleta de inconformismo y entusiasmo subterráneo.

Realmente, sí que es complicado eso de bailar sobre arquitectura...



"Es mi ambición
ser el mejor,
gastar el tiempo ganando dinero al por mayor,
conseguir para mí
lo de los demás,
el sonido de mi mente es diferente de lo normal".

2 comentarios:

Dieramos dijo...

Me quede muy a gusto, muy muy a gusto, una tarde de estudio con este calor provoca eso, jeje.
no soy muy fan de Surfin bichos y ramificaciones pero si que me gusta. Todavia no he escuchado detenidamente La mente del monstruo, prometo que lo haré, ya te diré que me parece, seguro que me gusta.

the Jau one dijo...

Hola! Pues muchas gracias por el post, no conocía tu blog....voy a echarle un vistazo, te pongo en links y prometo visitas!